Madre del Perpetuo Socorro, Tú estrechas sobre tu corazón a Jesús, que tiembla ante su pasión. En El tú no ves sólo al Hijo de Dios, tu Hijo, sino a todos los hombres, que por la voluntad del Padre y por tu aceptación, han sido hechos hijos tuyos. Tú conservas en tu corazón la escena del Calvario, donde tu jesús, antes de expirar, te pidió que lo encontraras en cada uno de nosotros. Este Jesús, que asustado por la visión de la cruz, se arroja en tus brazos, es la persona de cada uno de nosotros que, en este momento, se abandona a tu ternura y tu protección. Madre del Perpetuo Socorro, con la simplicidad de un niño, nosotros venimos a decirte que estamos felices de ser tus hijos. Queremos también manifestarte lo mucho que te queremos. Ahora te confío mi petición especial de hoy. Amén.
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