Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y S. Alfonso (Parroquia de Tapes)

C/ Tapes 966 esq. Jujuy y S. Juan. C.P. 11800. Barrio Bella Vista. Arquidiócesis de Montevideo - Uruguay. Tel. 20235025. Por consultas escribir al correo: comunidadtapes@gmail.com
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domingo, 1 de agosto de 2010

Novena - Noveno día

Madre del Perpetuo Socorro, todos estos días hemos venido a verte y a orar, preparándonos así a tu fiesta. Hoy estamos más firmes en la fe y la confianza, más esperanzados, renovados en la caridad. Escucha la intención de cada uno de nosotros, la súplica que cada uno quiere hacerte: Por tu Hijo Jesús, por tus dolores, por tu amor maternal, por tu título de Madre del Perpetuo Socorro, escúchanos. Estamos seguros de ser escuchados en nuestras peticiones. Por sobre todas las cosas te pedimos nos ayudes a que se realice en nosotros las intenciones de la oración con que Jesús nos enseñó a orar: elPadre Nuestro. En especial queremos pedirte dos: "hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo". María, tú la perfecta hija del Padre, con la gracia del Espíritu Santo dejaste que se cumpliera en tí la voluntad divina, cuando con toda obediencia dijiste: "he aquí la esclava del Señor, hágase en mí segun tu palabra". Por eso te pedimos que nos ayudes a dejar que se realice la voluntad de Dios en nuestra vida. Para que, como tu nos enseñaste, hagamos todo lo que Cristo nos diga. " Santificado sea tu nombre". La primera intención es la que orienta todo: que en nuestra vida sea bendito, sea glorificado, sea santificado el nombre del Padre, de quien procede todo bien. María, tú no viviste, sino para la gloria de Dios, como lo expresaste en tu cántico de alabanza: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador". Por eso te pedimos que nos enseñes a consagrar toda nuestra vida a santificar el nombre del Señor, a proclamar su grandeza. Madre del Perpetuo Socorro, en ti confiamos. A ti te pedimos. Contigo queremos alabar a la Santísima Trinidad por los siglos de los siglos. Amén.

Novena - Octavo día

Madre del Perpetuo Socorro, a veces me siento confundido cuando hago el balance de mi vida. Con frecuencia me he separado del Señor, o no he sido fiel con las gracias que me ha concedido, o he resistido a sus invitaciones. Sin embargo, casi abusando de su amor, una y otra vez, por tu intercesión, vuelvo a pedir su ayuda. Pero sobre tu imagen, vemos a Jesús que se aprieta contra tu corazón maternal. Es como si dijeras: "no tengas miedo, yo estoy aquí. Yo soy la madre de la misericordia y de todo consuelo". "Yo soy la Madre del Perpetuo socorro, y estoy al serviocio de los que sufren, de los que necesitan". Por eso apelamos a tu bondad maternal. Propio de ti es socorrernos, protegernos, acercarnos a tu Hijo Jesús. En ti, Madre del Perpetuo Socorro, vemos reflejada la misericordia y fidelidad del Padre. Te pedimos que la experiencia de tu corazón misericordioso y fiel nos lleve a tener un corazón misericordioso, capaz de perdonar setenta veces siete, capaz de comprender al hermano en su debilidad. Amando al que nos hace daño, pidiendo por los que nos persiguen llegaremos a ser como nuestro Padre del cielo. En ti confiamos. Enséñanos a amar y perdonar. Escucha nuestra oración. Amén.

Novena - Séptimo día

Madre del Pepetuo Socorro, nos dirigimos a ti con confianza para obtener las gracias que necesitamos. Vemos en tu santa imagen que Jesús estrecha tu mano con las suyas. Como El queremos ponernos en tus manos. Tú nos enseñas a orar. Contigo aprendemos a realizar lo que Jesús nos enseñó: pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Orándote a ti y orando conmigo, los cristianos nos ejercitamos en la oración perseverante, como oró contigo la primera Iglesia de los apóstoles en jerusalen, esperando el don del Espíritu Santo prometido. Tú nos enseñas la oración confiada, la oración continua, sin desfallecer. De esta forma, nos volvemos pequeños, niños, que reconocemos en todo que necesitamos de Dios nuestro Padre. Por medio de ti, agarrados a ti, nos ponemos bajo la protección de Dios. Por eso venimos a ti, con una gran confianza. Haz que yo me acerque para rezar fielmente: esto será para mi un signo de perseverancia y de salvación. Ven en nuestro socorro. Escúchanos. Amén.

Novena - Sexto día

Madre del Perpetuo Socorro, tu imagen nos recuerda cuánto sufriste a lo largo de tu vida terrestre. Pero, como tú eres buena, como tú eres nuestra madre, tu sufrimiento te volvió atenta a nuestras penas, a nuestras desgracias, a nuestros sufrimientos. De tal manera que, causándote mayores dolores, nos hemos vuelto más queridos por tí, porque tú cuidas al más desgraciado, al más necesitado. En tus ojos, llenos de tierna piedad, yo leo tu compasión maternal. Tú no miras a tu Hijo Jesús, sino a tus hijos de la tierra. Así haces arder nuestro corazón, viendo tanta bondad, tanta dulzura, tanto consuelo. En tu mirada, Madre de Dios, vemos un reflejo de la mirada del Padre, que puso sus ojos en la pequeñez de ti, su esclava. En ti se refleja la mirada del Padre que sale al encuentro de su hijo descarriado que vuelve. En tus ojos, experimentamos los de Dios, con su mirar paciente y fiel. En tí, Virgen fiel, conocemos el amor perseverante y compasivo de nuestra madre, la Iglesia,en la que recibimos constantemente la gracia de Jesucristo, el Espíritu Santo, que nos consuela, nos da el perdón, nos defiende. Madre del Perpetuo Socorro, junto a ti, nos armamos de valor. Estamos seguros de que tú no abandonarás a ninguno de tus hijos. Escucha nuestra plegaria y ven en nuestro socorro. Amén.

Novena - Quinto día

Madre del Perpetuo Socorro, mirando tu imagen, encontramos otro motivo de confianza. Tú apareces como la Madre de los Dolores. Tú estrechas entre tus brazos a Jesús crucificado en tu corazón antes de serlo en la carne. La vista de los instrumentos de la pasión lo hacen estremecerse; Tú sufres con El. Y esa fue la historia de toda tu vida. El anciano Simeón te había dicho el día de la Presentación de Jesús en el templo: "Una espada de dolor atravesará tu corazón". Así se comprende tu unión con los padecimientos de Cristo, como la Iglesia entera debe unirse con los sufrimientos de su Señor y Esposo. También nosotros debemos tomar parte en los sufrimientos de tu Hijo, para ser purificados, para tener parte en su mismo amor, por la gracia del Espíritu Santo. Viendo comollevas a Jesús sufriente. Tú nos invitas a valorar a tu Hijoy a decir con el apóstol: "me amó y se entregó por mí". De esta forma aprendemos a apreciar que hemos sido rescatados al precio de la sangre de Cristo, el cordero inmaculado. Madre del Perpetuo Socorro ayúdame a arrepentirme de mis pecados, de todas mis faltas de amor a Jesús, que nos amó sin límites. Dame la contricción de mis culpas y la voluntad de la conversión del corazón y de mi vida. Socórreme, para que con fe, esperanza y caridad sepa unir mis sufrimientos con los sufrimientos de la pasión del Señor. Madre de los dolores, escucha nuestra súplica. Amén.

Novena - Cuarto día

Madre del Perpetuo socorro, tu imagen está llena de consuelo, para los que están tristes y sufren. Como se recuerdan en las Santas Escrituras, Tú eres el trono santo, sobre el cual se abre la Flor sin igual, Jesús. Y a este Jesús tú nos lo presentas en un gesto de bondad maternal, que nos conmueve profundamente. Además, sobre tu frente yo veo brillar una estrella. Las Escrituras hablan de la estrella de la mañana, que anuncia el día: Tú nos anuncias a Cristo, Sol de justicia, que nos ilumina con su resurrección. La Iglesia te canta llamándote estrella del mar, el astro que guía a los navegantes, en medio de las tormentas, hasta el puerto de la salvación. Madre del Perpetuo Socorro, contigo el peso de la vida es menos pesado, el yugo del Señor es más dulce. Tu presencia trae la paz a mi corazón agitado. María, Madre nuestra te amamos y de tí nos fiamos. Por tí y contigo queremos ir a Jesús, para amar más y más a tu divino Hijo. Tú eres nuestra esperanza: escúchanos. Amén

domingo, 25 de julio de 2010

Novena - Tercer día

Madre del Perpetuo Socorro, nosotros vemos inscrito en tu santa imagen tutítulomás preciado: Madre de Dios. Para ser madre de Dios fuiste elegida por el Padre desde la eternidad, cuando en su designio amoroso dispuso que su Hijo Unigénito, se hiciera hombre por nuestra salvación, para que por la fe llegáramos a ser hijos de Dios. Junto a ti veo al arcángel Gabriel, el mensajero divino, que te saludó llamándote "llena de gracia". Veo también al arcángel Miguel, cuya presencia me muestra que tú diriges las milicias celestiales. Todo ello me recuerda que tú eres bendita entre todas las mujeres, la criatura elegida para Madre de Dios. Tu eres la Inmaculada, la Toda Santa, la agraciada, la obra maestra de la gracia de Dios, la Reina del cielo y de la tierra. Madre del Perpetuo Socorro, nosotros nos alegramos al enumerar todos estos títulos, que nos hablan de tu santidad y tu gloria, y nos llevan a confiar más en tí. Si Dios te ha colmado de gracia y te ha constituido en una santidad tan grande, es para que sirvas mejor a nuestra salvación. Y si tú eres bienaventurada por estar rebosante de la gracia del Espíritu Santo, es que tú has sido puesta para mejor venir en nuestro socorro. Madre del Perpetuo Socorro, escucha nuestra oración. Amén.

Novena - Segundo día

Madre del Perpetuo Socorro, Tú estrechas sobre tu corazón a Jesús, que tiembla ante su pasión. En El tú no ves sólo al Hijo de Dios, tu Hijo, sino a todos los hombres, que por la voluntad del Padre y por tu aceptación, han sido hechos hijos tuyos. Tú conservas en tu corazón la escena del Calvario, donde tu jesús, antes de expirar, te pidió que lo encontraras en cada uno de nosotros. Este Jesús, que asustado por la visión de la cruz, se arroja en tus brazos, es la persona de cada uno de nosotros que, en este momento, se abandona a tu ternura y tu protección. Madre del Perpetuo Socorro, con la simplicidad de un niño, nosotros venimos a decirte que estamos felices de ser tus hijos. Queremos también manifestarte lo mucho que te queremos. Ahora te confío mi petición especial de hoy. Amén.

Novena - Primer día

Madre del Perpetuo Socorro: con gozo vengo a rezar a los pies de tu imagen santa y milagrosa. Mirándote nacen en mí sentimientos de confianza. En tus brazos, veo a Jesús, mi Salvador y mi Dios. Jesús es el Todopoderoso, el Señor de la vida y de la muerte, de quien procede toda gracia y verdad. El es el mediador entre Dios y los hombres, que siempre intercede ante el Padre por nosotros. Desde la cruz El nos regaló a ti, su Madre, como Madre nuestra en el seno de la Iglesia. Por eso, me dirijo a tí, y me pongo bajo tu protección, Madre del Perpetuo Socorro. Te suplico nos ayudes a todos nosotros a ser sus fieles discípulos, siguiendo el consejo que nos dejaste en Caná: "Hagan todo lo que El les diga". Escucha mi oración por la gracia especial que de ti pido en esta novena, si es para mayor gloria de Dios y mi salvación. Te rogamos con confianza, seguros de ser escuchados. Amén.

domingo, 4 de julio de 2010

Oracion a nuestra Madre

¡Santísima Virgen María, que para inspirarme confianza quisiste llamarte, MADRE DEL PERPETUO SOCORRO! Yo te suplico me socorras en todo tiempo y en todo lugar: en mis tentaciones, después de mis caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida, y sobre todo, en el trance de la muerte. Concédeme, ¡oh amorosa Madre! el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Tí; porque estoy seguro de que, si soy fiel en invocarte, Tu serás fiel en socorrerme. Alcánzame pues, la gracia de acudir a Tí sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de que obtenga tu perpetuo socorro y la perseverancia final. Bendíceme y ruega por mi, ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.
¡OH MADRE DEL PERPETUO SOCORRO! Ruega a jesús por mí y sálvame.